San Isidro se encuentra justo en donde la famosa Avenida Libertador se convierte en una calle angosta y su asfalto se convierte en viejos adoquines. Sus veredas a veces desparejas y su iluminación antigua hacen de este lugar un sitio que vale la pena visitar. Quien viva en Buenos Aires seguramente ha caminado por la zona, y para los que aún no han tenido la posibilidad, les brindamos un pantallazo de lo que este magnífico lugar nos ofrece.
En San Isidro, podremos encontrar una buena parte de la historia de Buenos Aires. Los locales la visitan durante los fines de semana, buscando en sus costas el contacto con la naturaleza, pero también es normal ver a turistas de todo el mundo recorrerla sin importar en que día se encuentren.
San Isidro es un lugar que puedes visitarlo solo, pero para disfrutar más el paseo puedes hacerlo a través de visitas. Las mismas se encuentran organizadas por el Centro de Guías de Turismo quienes te llevaran a visitar los antiguos caserones aristocráticos, la famosa catedral, los museos de la zona y los distintos espacios públicos, además de una feria de anticuarios y la reserva ecológica que se sitúa a orillas del río y forma parte del recorrido.
El Hotel Del Casco es uno de los lugares que más llama la atención de quienes la recorren. Es un elegante palacio neoclásico que tiene sus orígenes en el año 1892. Por el paso del tiempo y de las necesidades de los nuevos huéspedes lo restauraron por completo y lo equiparon con gimnasio, piscina y sauna, cosas que en el momento de su creación no eran de significativa importancia como lo es hoy . Si bien la infraestructura se modificó, cuando reconstruyeron el patio interior tomaron la cautela de utilizar materiales originales.
El mobiliario que este hotel nos ofrece es de época, como todo en él, fue cuidadosamente seleccionado y buscado por los decoradores. Las habitaciones son amplias y cómodas. En ellas es normal ver viejos roperos y bañaderas con patas que nos harán sentir que estamos de visita en la casa de nuestras abuelas.
Cerca de este hotel se encuentra el Restaurante Estela, otro edificio que tuvo sus orígenes en el siglo XIX y que junto con el hotel y la Casa de la Cultura (vecina de ambos) forman un trío arquitectónico de un muy marcado su propio estilo.
Y un lugar en donde podés descansar respirando aire puro es la Plaza Mitre, que además nos ofrece una feria de artesanías que es visitada por turistas de todo el mundo. Estas tierras se encontraban originalmente habitadas por los indios guaraníes hace muchos años, antes de que Juan de Garay (fundador de Buenos Aires) las repartiera para la creación de chacras.
Una leyenda local nos cuenta que el capitán Domingo de Acasusso se encontraba descansando bajo un árbol cuando tubo un sueño, en él San Isidro Labrador le pidió que construyera una iglesia en su nombre. Acasusso lo hizo, y en el año 1706 empezó a surgir un pueblo alrededor de esta capilla. La Catedral de San Isidro fue consagrada como tal en el año 196 y fue recientemente restaurada.
Luego de visitar la catedral podrás caminar por la calle Mercedes Aguirre de Anchorena donde encontrarás otros puntos arquitectónicos importantes, como la ex Quinta Ford y el colegio San Juan el Precursor, entre otros.
El Paseo de los Paraísos y la Quinta de Los Ombúes eran lugares en donde se llevaban a cabo las famosas reuniones de Mariquita Sánchez de Thompson y en donde hoy funcionan la biblioteca y museo. Enfrente, en la Quinta Los Naranjos y el Mirador de los 3 Ombúes se puede disfrutar de un atardecer mirando el río. Y otro imperdible de la zona es la residencia de la conocida escritora Victoria Ocampo.
Para más datos podes ingresar en la pagina de San Isidro
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