El templo y convento de La Merced, están ubicados en un costado de la Plazoleta de Espinar en la hermosa ciudad de Cuzco (o Cusco) en Perú. Su fachada consta de dos cuerpos, adornados con molduras geométricas estilo Renacimiento y fustes de columnas exornadas con arabescos. Sobre la puerta de entrada, hay un nicho donde estaba el altar de la Virgen de Las Mercedes y desde donde antaño se decía misa para la población indígena, que asistía a ella desde la plazoleta. En el interior del templo hay una doble hilera de arcadas que sostienen bóvedas y que lo dividen en tres naves.
En la nave del Evangelio existe un lienzo que representa a San Pedro Nolasco en brazos de querubines y que es de gran valor artístico. También son de admirar dos cuadros que se hallan en las enjutas corales representando a Santo Tomás de Aquino el uno y el otro un retrato del obispo Raymundo de Peña Flor. En la misma nave existe el cuadro que representa el matrimonio de Santa Catalina con el Niño Jesús. Otro de los cuadros El martirio de San Lorenzo, presente en el altar de San Agustín, es otro cuadro valioso, pues se dice estar inspirado en otro de Rivera existente en el Vaticano.
Este templo también tiene hermosos retablos que lo adornan y que han sido hechos con maestría y belleza.
En el subsuelo de este templo se guardan los restos de Don Diego de Almagro, uno de los conquistadores del Perú y el de su hijo, ambos ajusticiados en las guerras que sostuvieron los conquistadores entre sí, en los primeros tiempos del Coloniaje. También ahí mismo se guardan los restos de Gonzalo Pizarro.
El Convento tiene acceso por una puerta que da frente a la actual calle de Espinar. En la portería está presente un buen cuadro que representa el infierno. Al pasar la portería se presenta a la vista el magnífico patio de honor que es una de las muestras más completas de la arquitectura colonial. Rodeando un cuadro ocupado por el jardín se alzan por los cuatro costados los claustros con sus pilares almohadillados y una profusión decorativa que da la impresión de una cierta influencia mudéjar en él.
Sostienen los pilares, arcos de medio punto que en sus enjutas lucen hermosas tallas. Junto a estos pilares se hallan otros con una simple finalidad decorativa, escamados en toda la extensión de su fuste. La planta alta de los claustros es de las mismas proporciones y guarda perfecta armonía con la baja. En resumen, estos claustros son de un inapreciable valor artístico y con razón se ha dicho de ellos que son la expresión más hermosa de la arquitectura de nuestro continente. Es también digna de atención la escalinata que da acceso a la planta alta.
Como pueden ver este templo es una combinación de estilos, los cuales se han conjugado además con el mestizaje cultural propio de la mezcla de razas y creencias de la época de la conquista del Perú, una edificación hermosa, digna de ver, admirar y por su puesto fotografiar, un lugar emblemático más para visitar en el hermoso Cusco.