Abandonando la ciudad y tomando la carretera 22 hacia el oeste la naturaleza nos brinda otro espectáculo teñido de colores verdes, dorados y turquesas.
La selva de Arecibo cuenta con un radiotelescopio que es mundialmente conocido.
El sitio nos brinda una buena dosis de aire fresco al entrar en los cerros llenos de vegetación, flores y árboles frutales que perfuman el ambiente.
En el Centro de Visitantes se ubica el aparato con el que se puede ver el espacio exterior y parte del laboratorio donde se trabaja con la información que nos brinda dicho artefacto.
La construcción es por demás curiosa, un gran insecto o un gran oído de planchuelas de metal sobre el fondo vegetal.
Al visitar el Centro nos sacaremos algunas dudas sobre los secretos del cosmo, es un paseo entretenido y muy dinámico.