Lima, capital del Perú, conocida también como la tres veces coronada villa de los reyes o ciudad jardin a orillas del río hablador, alcanzó su apogeo en el siglo XVIII. Pocas ciudades en el mundo podían rivalizar con la elegancia de sus mujeres y las riquezas de sus pobladores. Parte de esta importancia se perdió definitivamente con la independencia, al quedar únicamente como capital de un país dependiente económicamente de las grandes potencias, habiendo sido por siglos la capital española de toda Sudamérica.
Entre las iglesias de Lima, que son los monumentos que más han conservado su riqueza, a pesar de que algunas de ellas fueron modificadas al comienzo del siglo XIX se destacan: San Pedro, la que posiblemente sea la iglesia mejor conservada en su estilo siglo XVII. Sus altares dorados y los tallados en madera son de los más perfectos del Perú.
San Francisco con su conjunto de tres iglesias es una construcción barroca con influencias moriscas; La Merced en el Jirón de la Unión (antigua calle de ”mercaderes”), la primera iglesia de Lima y su primer convento. La fachada recientemente restaurada da una idea del trabajo en piedra efectuado por artistas locales.