Tal como Moscú, San Petersburgo es una ciudad industrial, la segunda en importancia de Rusia, no sólo por su enorme población (unos 4 millones y medio de habitantes), sino por su intensa vida cultural y económica. Fue fundada en 1703 por el Zar Pedro el Grande con la idea de utilizarla como plataforma para iniciar relaciones comerciales con el resto de Europa.
La ciudad se sitúa en el delta río Neva, en el golfo de Finlandia, rodeada de islas. Posee un clima frío, con inviernos rigurosos (-13 grados centígrados en promedio) y veranos moderados con unos 18 grados centígrados.
Desde los inicios se pensó en construir una ciudad hermosa, a pesar de ser elevada sobre un pantano. San Petersburgo o Leningrado, es una joya de la arquitectura de la época Zarista que empezó sus días con la construcción de la fortaleza de Pedro y Pablo.
Actualmente pueden apreciarse muchos edificios que han sobrevivido a los intensos bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, edificaciones de estilo rococó, adaptadas al ambiente ruso por el arquitecto italiano Bartolomeo Rastrelli, como por ejemplo el Palacio de Invierno, la iglesia de! convento de Smolny, los palacios Stroganov y Vorontsov y la Catedral de San Isaac, famosa por su cúpula cubierta de oro. Por otro lado, la ciudad se extendió sobre los cientos de islas que conforman el delta del río Neva, unidas entre sí por más de 600 puentes.
San Petersburgo siempre ha destacado como foco de irradiación cultural, desde el año 1738 ha sido sede de la escuela de ballet de Rusia y, por esos años se fundó el conservatorio de música. Una de los focos de cultura más grandes en el mundo es el museo L’Hermitage, una de las mayores pinacotecas y colección de antigüedades, con más de tres millones de piezas diferentes que abarcan todas las épocas de la historia mundial.
Siendo uno de los centros comerciales, económicos, turísticos y culturales de intercambio en Rusia, posee una red de comunicaciones compuesta por numerosas líneas ferroviarias y carreteras que convergen desde distintos puntos del país hacia el principal puerto del Báltico. Su condición de puerto le ha permitido consolidarse como un gran centro industrial y comercial, comunicándose con el exterior por medio del aeropuerto internacional de Pulkovo.
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