Puerto Rico (Parte 2)

El Paseo de la Princesa es un sendero ideal para salir a pasear cuando cae el sol, una de las maravillas que vale la pena detenerse a mirar es el edificio del Banco Popular de Puerto Rico, edificado en el año 1893, es una muestra del “decó caribeño anticipado” desde donde es posible observar a algún delfín ingresando en la bahía.
La Puerta de San Juan es la única entrada que aun se conserva, con sus paredes que superan los 12 metros de altura y con un espesor de 6 metros, las puertas de madera gruesa se cierran de noche y de día abren sus puertas.
En su interior la ciudadela estuvo protegida de las sangrientas peleas.

Las calles del Viejo San Juan son adoquinadas verdes, blancos y verdes, casas del 1600 al 1800 en las que se pueden apreciar ornamentos y frenes de diferentes colores (esto ayudaba a identificarlas en la época que las calles no tenían números ni nombres), sus balcones de hierro labrado, plazas tupidas de diferentes verde, plazuelas secas y patios con alguna que otra escultura.

Si uno quiere hacer un recorrido histórico, cuenta con la posibilidad de hacerlo mediante un segway, un tranpostador personal con motor electrónico y dos ruedas, mientras uno va haciendo equilibrio escucha y mira con atención lo que indica el guía.
Otra opción, quizás la mejor, es caminar entre sus calles con los ojos bien abiertos, dejándose cautivar por sus edificios. Por ejemplo, la Catedral, un casco de estilo medieval americano, con el convento convertido en un hotel 5 estrellas y una plaza pequeña pero linda de esculturas.

La vida nocturna de la ciudad empieza cuando cae el sol y se da por terminada a la medianoche, salvo los fines de semana. En donde la actividad de los casinos, los bailes en los diferentes salones y los teatros permiten que San Juan ofrezca a sus turistas aun más opciones que lleven a visitarla.

Más info: Revista Lugares
Foto: Puerta de San Juan