Toledo es una especie de fortaleza natural gracias a sus murallas y el río Tajo que acompañan su perímetro.
Esta ciudad significa para España la reconquista y la unión de comunidades diferentes. La ocupación árabe que empezó con el caudillo Tarik hacia el año 711 había traído el asentamiento de árabes seguidos por los judíos y la convivencia con los católicos de Castilla.
Cada calle de Toledo se encuentra intacta desde la Edad Media. La ciudad se puede recorrer en media hora de una punta a la otra. Pero si te vas a detener en cada detalle lo mejor es tomarte todo un día para disfrutarla y no perderte los legados que tres culturas diferentes han dejado en ella.
Hacia la puerta del Cambrón se localiza lo que era el barrio judío y sus sinagogas. La que mejor se encuentra es la Samuel Ha-Levi. La nave central y los frescos originales son un portento de la mejor artesanía árabe, la yeseria con inscripciones hebreas que refieren al Antiguo Testamento. Aquí mismo se encuentra el Museo Sefardi.
A la puerta del Valmadron se encuentra el asentamiento del barrio árabe. El mejor monumento que se conserva es la ‘Mezquita del Cristo de la Luz’, una labor arquitectónica que dio origen al estilo mozarabe y el mudéjar: arcos lobulados y torres de remates moriscos.
Si lo que buscas es referentes de la cultura católica nada mejor que rumbear hacia el ‘Santuario de los Reyes’ que fue el mausoleo de Fernando de León e Isabel de Castilla, los reyes católicos. La construcción es un claro ejemplo de la arquitectura gótica mezclada con la árabe.
Fuente de la imagen: viajespain.es
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