Zion, Bryce, Arches, Canyonlands y Capitol Reef son los cinco Parques del estado con más áreas protegidas de los Estados Unidos.
Mucho más conocido como el estado mormón que como la capital de los Parques Nacionales, Utah ofrece una estadía activa todo el año: en invierno los centros de esquí de Park City, Deer Valley, Alta, Snowbird, Brighton y Sundance atraen con su optima nieve e infraestructura a deportistas de todo el mundo. En verano, el sur de Utah propone calzarse borceguíes y tomar la bicicleta, conducir 130 Km. hasta Moab –reconocido centro para los amantes del mountain bike- y apuntarse al rafting en el río Colorado, que viene del archifamoso cañón del vecino estado. Torrey es la base para conocer Capitol Reef. Con formaciones de piedra altísima como catedrales, aquí se bifurcan los caminos que conducen a Parques y más Parques.
El Delicate Arch es el icono de Arches Nacional Park, que invita a ser recorrido en un circuito de 64 Km. totalmente pavimentado y que pasa por la Balanced Rock, Skyline Arch y el Double Arch, entre otras atracciones.
En el otro sentido, la ruta 12 comunica Torrey con Boulder, una aldea con buena cuota de midwest americano. Le sigue el área de Bryce, plato fuerte del recorrido, un gigantesco cañón moldeado por millones de años de viento y lluvia. Sus elevados picos de piedra anaranjada se destacan aún más con la escasa vegetación. Bryce debe su nombre al ranchero Edenezer Bryce, quien lo describió como un “lugar de los mil demonio para perder una vaca”. Y vaya si tenía razón. Declarado Parque en 1928, bajar por sus senderos hacia las entrañas del cañón es como someterse a la callada voluntad de la roca. Meterse en la boca del gigante por iniciativa propia. Y nunca salir defraudado.
Zion es la ultima escala, y uno de los Parques preferidos por los locales, probablemente porque es el que mejor combina el verde natural con la piedra, la Weeping Rock –o piedra que llora- y el Virgen River. El paseo imperdible son los Virgen River Narrows, un trekking disponible en varios niveles de dificultad, pues de realiza en distintos tramos, siempre por el cauce mismo del río (con mojadura incluida, lo que lo convierte en ideal para los meses de verano). El Parque tiene cabañas propias, pero hay que reservarlas con meses de anticipación. Una buena opción es alojarse en Springdale, pintoresco pueblito con excelentes restaurantes.
A tiro de piedra, en la vecina Arizona está Las Vegas. El contraste entre los cañones de piedra dura y el gran escenario del vicio y el juego no podrían ser más intenso. Después de tanto trekking y aire puro, una cuota de alineación frente a las tragamonedas acaba siendo saludable.
Datos útiles:
El ingreso a los Parques varia de 6 u$s a 25 u$s por vehículo y de 3 u$s a 12 u$s por persona. Consulte por el pase anual (por vehículo) apto para todas las áreas protegidas de los Estados Unidos.