Las pulpeiras son las encargadas de hacernos llegar este exquisito manjar a nuestras vidas, que, para cocinarlo, deben no solo ser buenas cocineras sino también tienen que entender el despliegue artístico del oficio.
En Carballiño parece que se come el mejor pulpo, en el restaurante el Rancho de Juancho, aconsejan comer pulpo junto con cachelos (papa cocinada de manera diferente). Los más tradicionales lo comen solo acompañado de pan de campo y un buen vino tinto.
Todo este preámbulo no tiene sino el objetivo de invitarlos a participar de la Festa do Pulpo, evento que se realiza desde el siglo XVII y tiene lugar a mediados de agosto. En esta festividad, sin discusión, el rol protagónico es de las pulperías. Es tan probada la antigüedad de las pulperías que ya hay gente que lleva el apellido Pulpeiro.
La flor de la pulpería se encuentra presente en toda Galicia y en los eventos que en ella se realizan, se las pueden ver en los encuentros de Carballiño o en la Festa do Ponte de Orense, otros lugares que son una excusa más para comer pulpo.
El manjar se empieza a realizar hacia fines de siglos por los mojes del Monasterio de Oseira, ellos usaban este plato para recibir en la zonas costeras a quines arribaban con el objetivo de realizar transacciones comerciales. El plato que se elabora más comúnmente con pulpo aun no cuenta con un nombre que lo identifique, pero lo más importante es que la Festa do Pulpo o la de Carballiño serán declaradas Fiestas de Interés Turístico Internacional, para conseguir dicha mención se encuentran apoyados por el gobierno de España. Este es un hecho más que importante ya que en la actualidad la única fiesta que cuenta con distinción honorífica es la del apóstol Santiago (la misma se lleva a cabo el 25 de julio en Santiago de Compostela) y el resto de España también cuenta con pocas celebraciones.
Imagen de las pulperías.