Moravia y Bohemia son dos pequeñas ciudades que nos invitan a recorrerlas como quien visita un cuento de hadas. Un claro ejemplo de ellos es el Museo de Marionetas de la ciudad de Cesky Krumlov, que se encuentra a solo 180 Km. al sur de Praga.
La ciudad de Cesky Krumlov es muy bella, recorrerla nos hará pensar que hemos retrocedido en el tiempo. Desde ella se puede ver el Moldava más pequeño y tímido de la gran Praga, centro urbano de la ciudad (que fuera declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO). Este es una joya del medioevo que parece haberse detenido en el año 1253 cuando la familia Vitkovec empezó a darle forma para convertirse hoy en la ‘perla de Bohemia’.
Para recorrer Chesky Krumlov es mejor hacerlo a pie puesto que permitirá adentrarse por sus angostas calles y visitar su magnífico castillo (el segundo más grande del país, luego del que se encuentra en Praga). Es genial ver sus casas e ir descubriendo los secretos. Uno de ellos se encuentra en Siroká 70 en donde está ubicado el Ergon Schiele Art Centrum. Schiele arribó a la región por el año 1911 y luego de ser encarcelado lo echaron ya que consideraban a sus obras como pornográficas, en la actualidad la ciudad le rinde culto en su Centro. Acá además de obras de artistas contemporáneos y de otras épocas se puede disfrutar de una agenda de exposiciones por demás nutrida.
Otro lugar que no te puedes perder es el Baño de los Príncipes, en donde nos podremos encontrar con turistas de todos lados. El sitio se originó en el año 1895, cuando fue construido para ser visitado únicamente por familias de la nobleza. Ahora deambulan todo tipo de personas.
Karlov Vary se encuentra al noroeste de Praga y es la sede de uno de los festivales de cine más importante de la región, pero no es su único interés puesto que el sitio cuenta además con las aguas termales más famosas de toda la República Checa. Ya Carlos IV las disfrutaba por el año 1350. Desde entonces el lugar fue visitado por los personajes famosísimos de todos lados y de todas las épocas.
Los rusos adoran este lugar, los que pueden tienen sus casas acá, los que no se conforman con pasar unos días de paso. La gente camina con los cuencos a cuestas por los 180 Km. de senderos destinados a los peatones y un funicular desde donde se ven los bosques que rodean las colinas vecinas.
En lo que en gastronomía se refiere, lo más típico de la zona podría ser el ‘slivovice’, un trago con mucho alcohol que según los lugareños te ayudarán a sacarte todas las bacterias de encima. La región productora de esta bebida es Marovia.
Y la ciudad Olomouc se encuentra a 260 kilómetros al este de Praga y a sólo 200 de Viena. Será por esta cercanía que su arquitectura es tan similar a la de algunos pueblos de Austria. Por el año 1848 nombraron emperador a Francisco José de Austria. Fue en el palacio de Olomouc, cerca de la catedral de San Wenceslao, en donde por el año 1306 mataron al último rey de la dinastía de los Premyslidas (Wenceslao III) y también en donde se tocó por primera vez la Missa Solemnes de Beethoven.
En la plaza central de Olomouc nadie se pierde de fotografiar al reloj astronómico. Las pequeñas estatuitas se encuentran impulsadas por el mecanismo de la máquina, ellas representan obreros y trabajadores de distintas disciplinas intelectuales y hombres despojados de ropa que marcan el paso de las horas al ritmo del martillo y del yunque. Según explican el reemplazo de las figuras religiosas fue uno de los cambios que se introdujo en la ciudad por el gobierno checo bajo la influencia soviética por la década del 50.
En esta misma plaza se encuentra el monumento protegido por la UNESCO: la Santísima Trinidad, una columna barroca de 35 metros de alto que se encuentra decorada en oro. La misma terminó de construirse en 1754 y contiene una pequeña capilla en su interior.
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Fuente de la imagen: petrtour.cz